Desde hace como 10 dìas, escucho en las madrugadas, el canto de un gallo, que acompaña mis actividades de inicio de dìa.
Cuànto hacìa que no escuchaba ese canto en las madrugadas? Ya hasta se nos habìa olvidado el sonido que la naturaleza produce en los patios inmensos de las antiguas casas barranquilleras.
La selva de cemento en que se convierten las ciudades hace que cada dìa añoremos màs la època juvenil, cosa que siempre hemos manifestado en nuestros escritos.
El patio de nuestra casa tuvo, desde palomar, hasta jaula de perros, pasando por pàjaros, gatos y tortugas, ademàs de pesceras que a màs de uno le traeràn gratos recuerdos.
Tambièn en otros patios de la familia visitados, vimos gallineros y crianza de pollos.
Recuerdo como experiencia de vida, adquirida sin necesidad de estudios superiores, la explicaciòn del nacimiento de los pollitos, en un cajòn de madera alumbrado por bombillas de 100 watts dada por nuestro tìo polìtico LORENZO ROSELLO.
En dicho cajòn de madera, veìamos còmo el pico de los polluelos rompìa las càscara del huevo para buscar la luz exterior.
Despuès, Lorenzo nos explicaba paso a paso lo que harìa hasta que el pollo creciera màs.
Todo esto nos hace ser felices por un momento, recordando tantas cosas que se vienen a la mente.
Es por esto que no nos cansaremos de repetir que aunque adultos y maduros no dejaremos de prepararnos para una vejez, llena de recuerdos y de experiencias de vida.
En otro momento, ya que son tan pocos los que quedan libres, recordaremos otras experiencias de èpocas pasadas pero nunca olvidadas.
miércoles, agosto 02, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario