El pasado alimenta. Nos lleva a instancias que alguien quizás pudiera hasta viajar en ellas.
Desde siempre recordamos a personas, por actos, situaciones ó cualquier otra cosa.
La tía Margoth nos recibía siempre a nuestra llegada con un tradicional "mondongo".
Estando en Bogotá, que más que dirigirnos a Fusa donde reside para visitarla y recordar con ellas tantos momentos vivídos de infancia y juventud.
Pero sorpresa, Sonia y yo degustamos un "mondongo"cómo de épocas anteriores y sirvió para darnos cuenta de lo importante que es el vivir el presente, pero sin despegarnos de las raices del pasado.
Regresaremos, ya que esto es lo que alimenta el espíritu y da fuerzas para el porvenir.
Como sempre las fotos para el recuerdo, sin dejar pasar por alto los saludos a "meco'y Gonzalo.
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