Definitivamente los genes maternos se hacen presentes en los hijos y estos han heredado de la madre el deseo de cada año festejar el día de su nacimiento.
Pero basta de cháchara y sigamos diciendo, que la reunión quedó muy buena y todos pasaron un rato ameno con los consabidas anécdotas que nunca faltan en estas ocasiones.
Buenas picadas y pudín, complementaron la reunión.
Muchos años más para el primogénito y que siga como hasta ahora, conservando el espíritu familiar y amiguero que lo ha caracterizado.
Las fotos para el recuerdo futuro.
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