domingo, marzo 07, 2010



El Hogar de Merce
Por Jane Visbal

Merce es mi suegra.
Vive en Colombia.
Habla español.

Aunque no hablo bien en español
Me entiende mejor que ninguno.

La entiendo observando su familia y
Escuchando su hogar.

Allá en cada mañana me despierto
Al sonido de la escoba
Día tras día la barrida limpia el patio
Y su sonido limpia de mi mente el sueño
Comenzando el día con orden.

Al bajar las escaleras con los niños
la voz alegre de Merce nos saluda
“Buenos días, durmieron bien?”
Pero no es sólo un saludo,
sus ojos esperan mi respuesta.
Ella sabe de noches pasadas con niños
pequeños, pues tuvo seis.

Observo los pensamientos en su mente
Mientras se pasea de aquí para allá,
de la cocina a la mesa, sirviendo la comida.
“Está todo bien?”
“Oh, la mantequilla, si.”
“?y que quieres tú?”

Si me levanto bien temprano, la veo
Tomándose una taza de café en la cocina.
Me gusta verla en ese momento efímero
antes de que se pone a atender a los demás.

Después de tomar el desayuno,
empieza a planear, tajando,
y cocinando para el almuerzo.
Los sonidos de la mañana,
tajando, tajando tajando,
me aseguran que soy estimada,
me dará de comer, cuida de mí.

El almuerzo es servido en la mesa,
plato tras plato.
Siempre hay alboroto en torno a
las comidas en su hogar.
Esas comidas son de las mil maravillas
frescas y ricas,
llenas de la energía del amor con el cual son preparadas.
Hijos casados, ya con familias propias,
no dejan de llegar a este hogar a
gozar de la comida preparada con
tanto amor, el amor de mi suegra, Merce.

Por la tarde, dice que descansa
Mientras esta descansando se ocupa en su mente
de todas las cosas,
se mueve de aquí para allá,
revisando el lavado de la ropa, la comida
y supervisando todos los quehaceres domésticos.
Hay que barrer y trapear el piso diaramente
todo esta fresco y aseado.
Al fin se sienta un ratito, hace una siestecita
en el mecedor, con los ojos cerrado,
y con una docena de rollos en el pelo.

Pendiente si un niño llora
O si suena el timbre.
Abre los ojos, y enseguida tiene puesto los zapatos..
Sin darse uno cuenta, pasa la tarde….
Luego se viste de nuevo, lista para su esposo.

Por la noche la casa se llena de voces de niños,
Con ruido, risas, lágrimas, televisión,
y más comida..
Este es el momento que le trae más alegría a Merce.
Cuando su casa esta llena,
llena de sus hijos,
llena de sus nietos
así como cada una de ellos
está lleno de su amor.

No hay comentarios.: