martes, abril 17, 2007

REMEMBRANZAS























En el recorrido dominical que hacemos y al esperar el transporte que nos debe traer de regreso, por casualidad nos sentamos en una banca que estando bajo un "palo de matarratón" invita al descanso después de la agotadora caminata.
Por primera vez en muchos días de observar la destruída esquina es que se nos vino a la mente y con el paso rápido de imágenes como de albúm de fotografía el recuerdo de muchas paradas que en nuestra infancia hicimos en esta esquina.
Esta misma esquina, que hoy nos recibe después de un ejercicio dominical, es la misma ya destruída y casi que inexistente que fue paradero obligado de Miguel cuando nos traía a la playa.
Nos pusímos a recordar y casi que vimos la camioneta De Soto, parqueada junto a la tienda y a nosotros esperando el refresco que sería el premio por el buen comportamiento.
En el vagón, los mayores nos guarecíamos de los rayos de sol, bajo el paraguas hecho por Miguel y que todavía tengo presente en la mente.
Era tela de rayas, creo que lona y la espiga del poste azul terminada en un cono teníamos que introducirla en un tubo que nuestro padre había soldado a la chaza de la camioneta.
Todavía parece estar ante nuestros ojos la "nevera de icopor", donde eran depositadas las gaseosas y cervezas del paseo.
Nuestra madre con su paciencia sabia y su sonrisa cómplice era la encargada del reparto de las gaseosas que muy inteligentemente traía nuestro padre para tenernos quietos mientras sostenía la charla con amigos que tambien frecuentaban la Y.
Eran épocas diferentes y con niños diferentes que todavía no habían entrado en la era de la tecnología y por eso los padres tenían un casi que total dominio sobre su prole.
Pero el tiempo pasó y los recuerdos sólo fue lo que quedaron.
Fuímos creciendo y ya la ida a la playa aunque seguía con su parada obligatoria en la Y ya no ten.ia el paraguas de lona con rayas en la camioneta De Soto, sino que una nueva y más moderna era la que nos llevaba.
Eramos los mismos, pero ahora había una diferencia, todos nos bajábamos y la charla se prolongaba más tiempo.
Las cervezas nos servían para pasar el rato y la conversación era amena y distraída.
Qué tiempos aquellos de infancia y juventud. Qué bueno y agradable es recordarlos.
Pero que más agradable que después de tantos años podamos todavía por lo menos sentados ante esta esquina destruída sentir que la vida no ha pasado y que seguimos siendo los mismos.
Para eso está este sitio.
Para poder tener un espacio donde plasmar lo que pensamos y sentimos en su momento, y para ,valiéndonos de los recuerdos dejar por sentado una vez más la alegría de haber tenido una familia como la que nos ha acompañado en todo este tiempo.
Quede para nuestros hijos y demás descendientes este sitio para que puedan aunque sea a grandes rasgos saber quienes fuímos en nuestra infancia y juventud.
Son muchas las que faltan, pero dejémoslas para otra ocasión.

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