Ver un titular como el que ponemos como vínculo de esta entrada, es retroceder en el tiempo y transportarnos a otras épocas en donde la ciudad era un lugar de absoluta tranquilidad y se podía transitar por cualquier parte sin los temores de hoy día.
Corría el año 65 a 67, cuando comenzabamos a salir hasta un poco más tarde que de costumbre con el consabido permiso de nuestros padres y recordamos que el regreso a casa se hacía pasando por terrenos que todavía no estaban construídos.
El sitio considerado lejano en esa época, eran los alrededores del Parque Sagrado Corazón donde no existían las construcciones que hay hoy y lo único que había eran las casetas donde se vendían los "fritos" que tanta aceptación tenían y tienen aún por estas tierras mientras la gente no tome conciencia del peligro que encierra la ingesta de las tales "grasas saturadas".
Pero volviendo al tema inicial, la salida en horas de la madrugada de los bailes, no significaba ningún peligro y nunca que recordemos hubo problemas de atracos por donde transitábamos de jóvenes.
No tuvimos acceso a uso de vehículo , así que todo se hacía a pura "pata".
Recordamos también la salida por la misma época del estadio de fútbol Municipal, de donde también se caminaba hasta nuestra casa sin ninguna dificultad en el trayecto.
En la época de festividades carnavaleras, se alquilaba un "carro de mula", que lo dejaba a uno en el Paseo Bolivar y tocaba caminar de regreso, tampoco pasando absolutamente nada.
Con el correr de los años llegó la época de la "Bonanza Marimbera" que trajo consigo la aparición de una clase emergente, que comenzó a alterar el clima de tranquilidad que siempre sé respiraba en la ciudad.
Fueron pasando los años llegando los adelantos que tenemos hoy día que también trajeron consigo toda una vida llena de zozobras e incertidumbres.
Es triste a lo que hemos llegado. A esperar casi que despiertos a nuestros hijos cada vez que salen en horas de la noche.
Si observamos bien y si hilamos más delgado, nos damos cuenta de que cada vez las casas parecen fortalezas y que los días en que la mayoría de las residencias del vecindario pasaban con las puertas abiertas en las horas vespertinas, con las tradicionales tertulias entre vecinos quedaron atrás y cada persona llega a su casa para encerrarse hasta el día siguiente.
Se tiene temor cada que suena el timbre de la casa ya que no se sabe qué nueva sorpresa vamos a tener.
Han proliferado los mendigos y no nos hemos dado cuenta que hace muchos años la ciudad emprendió un camino que nos conducirá sin ninguna duda a una debacle total.
Pero no nos alarmemos, disfrutemos de lo que todavía medio podemos tener que es ir en vehículo casi que sin mirar a nuestro alrededor y guiados exclusivamente por el instinto de supervivencia que se nos ha agudizado en los últimos tiempos.
Tratemos de llegar al final del camino que si nos lo permiten, todavía puede ser medio bueno.
Recordemos y por ratos traslademos nuestra mente a otras épocas. Quizás nos alegre por un rato, pero seguro que al final nos dejará ver en nuestros rostros un rictus de amargura al comprender por fín lo mucho que perdímos todos por nuestra falta de entereza para defender lo que teníamos.
Corría el año 65 a 67, cuando comenzabamos a salir hasta un poco más tarde que de costumbre con el consabido permiso de nuestros padres y recordamos que el regreso a casa se hacía pasando por terrenos que todavía no estaban construídos.
El sitio considerado lejano en esa época, eran los alrededores del Parque Sagrado Corazón donde no existían las construcciones que hay hoy y lo único que había eran las casetas donde se vendían los "fritos" que tanta aceptación tenían y tienen aún por estas tierras mientras la gente no tome conciencia del peligro que encierra la ingesta de las tales "grasas saturadas".
Pero volviendo al tema inicial, la salida en horas de la madrugada de los bailes, no significaba ningún peligro y nunca que recordemos hubo problemas de atracos por donde transitábamos de jóvenes.
No tuvimos acceso a uso de vehículo , así que todo se hacía a pura "pata".
Recordamos también la salida por la misma época del estadio de fútbol Municipal, de donde también se caminaba hasta nuestra casa sin ninguna dificultad en el trayecto.
En la época de festividades carnavaleras, se alquilaba un "carro de mula", que lo dejaba a uno en el Paseo Bolivar y tocaba caminar de regreso, tampoco pasando absolutamente nada.
Con el correr de los años llegó la época de la "Bonanza Marimbera" que trajo consigo la aparición de una clase emergente, que comenzó a alterar el clima de tranquilidad que siempre sé respiraba en la ciudad.
Fueron pasando los años llegando los adelantos que tenemos hoy día que también trajeron consigo toda una vida llena de zozobras e incertidumbres.
Es triste a lo que hemos llegado. A esperar casi que despiertos a nuestros hijos cada vez que salen en horas de la noche.
Si observamos bien y si hilamos más delgado, nos damos cuenta de que cada vez las casas parecen fortalezas y que los días en que la mayoría de las residencias del vecindario pasaban con las puertas abiertas en las horas vespertinas, con las tradicionales tertulias entre vecinos quedaron atrás y cada persona llega a su casa para encerrarse hasta el día siguiente.
Se tiene temor cada que suena el timbre de la casa ya que no se sabe qué nueva sorpresa vamos a tener.
Han proliferado los mendigos y no nos hemos dado cuenta que hace muchos años la ciudad emprendió un camino que nos conducirá sin ninguna duda a una debacle total.
Pero no nos alarmemos, disfrutemos de lo que todavía medio podemos tener que es ir en vehículo casi que sin mirar a nuestro alrededor y guiados exclusivamente por el instinto de supervivencia que se nos ha agudizado en los últimos tiempos.
Tratemos de llegar al final del camino que si nos lo permiten, todavía puede ser medio bueno.
Recordemos y por ratos traslademos nuestra mente a otras épocas. Quizás nos alegre por un rato, pero seguro que al final nos dejará ver en nuestros rostros un rictus de amargura al comprender por fín lo mucho que perdímos todos por nuestra falta de entereza para defender lo que teníamos.
Como decía en vida el famoso locutor Marcos Perez Caicedo:
"A BARRANQUILLA, SE LA LLEVÓ PINDANGA".
PD/ Alguien sabe quién era "Pindanga"?
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